Es un sitio que te deja sin palabras, con un regusto a vida saludable y  libre en el campo. Un antiguo molino de agua en plena naturaleza, con  huerta propia y árboles frutales por todas partes (manzanos, ciruelos,  higueras, kiwis, nogales, castaños, parras...) Pimientos y tomates para  el picadillo, frambuesas recién cogidas de su mata y moras, el sabor del  verano. Ha sido un fin de semana para repetir y no olvidar, con mi  familia en un lugar idílico. ¡¡¡Yo quiero vivir en un sitio igual cuando  me jubile!!!
 




 

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